Mi hijo tiene disgrafía… ¿qué puedo hacer?

junio 22, 2022

En primer lugar, debemos tener claro que diversos autores han categorizado la disgrafía en muchos tipos o se han referido a ella con términos diferentes. Por ejemplo, hay quien habla de disgrafía refiriéndose a cualquier dificultad en la escritura y hay quien lo hace para indicar que existe un problema en el trazado o legibilidad de la escritura manual, que sería la disgrafía motriz.

En este artículo vamos a centrarnos en la disgrafía motriz, en la que existen dificultades en la ejecución de la escritura manual y no en otros aspectos como podría ser la precisión o la redacción. Hay que tener en cuenta que según el DSM-V, en el caso de la disgrafía motriz, nos estaríamos refiriendo a un trastorno motor y no a una dificultad de aprendizaje específica de la escritura.

Fases en la escritura

Según Ajuriaguerra en “La escritura del niño” (1973) existen tres fases en relación a la escritura:

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FASE PRECALIGRÁFICA:

Esta primera fase comienza desde los inicios del aprendizaje y hasta mas o menos los 8 años. Durante esta etapa, el trazo es inseguro, irregular, con poca organización espacial, poco dominio motriz, falta de control del movimiento…

FASE CALIGRÁFICA:

Esta segunda fase transcurre más o menos desde los 8 años hasta los 13. Podemos diferencias dos etapas, la que va de los 8 a los 10 años donde hay menor tensión, el trazo es más fluido y preciso y comenzamos a observar que la copia de los modelos propuestos es más parecida que anteriormente. Por otro lado, la segunda etapa desde los 10 hasta los 13 años comienza por normalizar el tamaño de las letras, mejorar la organización en el papel así como escribir más recto y no tan torcido y los movimientos del lápiz son más fluidos y no tan brutos.

FASE POSTCALIGRÁFICA

En esta fase se empieza a personalizar un poquito la escritura, siendo capaces de escribir más rápido adaptando su caligrafía a las necesidades del momento.

¿Qué tipo de actividades puedo utilizar para reforzar la escritura?

Ejercicios para ganar en tono muscular, especialmente en las manos. En este sentido puede ser de utilizar la orientación y ayuda de un terapeuta ocupacional.
Hacer ejercicios y actividades en las que se trabaje el equilibrio y la coordinación.
Trabajar el conocimiento del esquema corporal, conocer el cuerpo e identificar sus partes.
Realizar ciertas acciones con ojos cerrados y tomar conciencia del peso de nuestro cuerpo (desarrollar la propiocepción).
Seguir instrucciones en relación a la orientación. Por ejemplo, a la hora de guardar un juego indicarle con instrucciones donde debe colocarlo utilizando términos como arriba, abajo, izquierda, derecha, dos pasos, tres saltos…
Ofrecer un patrón y que tenga que reproducirlo. Por ejemplo, colocar en una cuadrícula 4 pompones de diferentes colores y que después sin mirar tenga que reproducirlos.
Reproducir patrones de formas geométricas con palillos.
Utilizar y fomentar el uso de términos espacio-temporales.
Trabajar la pinza digital a través de actividades donde tengamos que potenciar su uso.
Trabajar la disgrafía por medio de actividades de cordones, donde haya que pasar el cordón por diferentes orificios para crear formas concretas (trabajamos la coordinación oculomanual).
Trabajar el recorte de trazos concretos (complicando el trazo para aumentar el nivel de dificultad).
Trazar recorridos uniendo los puntos o números.
Trabajar la presión del lápiz a través de líneas donde le indique cuándo hacerlo más débil, cuando hacerlo más natural y cuándo hacerlo más fuerte.
Para localizar la disgrafía, nos fijaremos en el tipo de agarre que tiene el niño y moldearlo a uno más natural y funcional. Si no sabes cuál es puedes dejar un comentario en esta entrada para tratarlo en futuras ocasiones.

¿Qué te han parecido estas propuestas? Hay otros muchos aspectos a los que debemos prestar atención pero estos son algunos de ellos. Recuerda que puedes trabajar todos estos temas conmigo, pidiendo tu primera entrevista (incluir enlace) para contarme tu caso y poder empezar a trabajar con tu hijo/a.