A diario me llegan mensajes al Instagram de @pedagoque de familias que están preocupadas por su estilo de crianza. Los estilos educativos o de crianza tienen un impacto directo en nuestros hijos y en el desarrollo de su personalidad, de ahí que sean tan importantes.
Estos estilos educativos marcan nuestra forma de relacionarnos con nuestros hijos: cómo resolvemos conflictos, como cuidamos su mundo emocional, cómo acompañamos en momentos difíciles, cómo establecemos límites y normas… y por ello, es fundamental que los conozcáis y podáis identificaros en uno de ellos, ya que esto os permitirá conocer vuestro rol como figura de referencia, detectando vuestros puntos fuertes y vuestros puntos débiles sobre los que podréis hacer cambios.
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Toggle¿Qué estilos educativos existen?
Aunque existen diferentes autores que realizan diferentes formas de categorizar los estilos educativos, en este caso vamos a diferenciar cuatro:
Estilo asertivo:
Este estilo sería el estilo idóneo que deberíamos alcanzar, en el que existe un BAJO nivel de control pero un ALTO nivel de apoyo. La libertad aumenta en función de la edad del niño y se van ampliando sus responsabilidades en esta línea. Se presta atención a todos los comportamientos, acompañando en los momentos de error y marcando límites de manera respetuosa. Se tiene en cuenta la opinión del niño, pero siempre respetando y guiando como adultos. Existe confianza y buenas relaciones afectivas, ya que los padres son coherentes, respetuosos y no basan su forma de crianza en el chantaje.
Consecuencias de este estilo: niveles altos de autoestima y autonomía, desarrollo de hábitos adecuados, buena capacidad de toma de decisiones, así como de desarrollo de las habilidades sociales, son capaces de enfrentarse con seguridad a situaciones nuevas, tienen iniciativa, son creativas e innovadoras. Además, tienen un buen desarrollo emocional y confianza con las figuras de referencia.
Estilo autoritario:
Dentro de este estilo educativo, podemos destacar que existe un ELEVADO nivel de control hacia el peque acompañado de un ESCASO nivel de apoyo y acompañamiento.
Es decir, existen un gran número de normas y límites que a veces no se explican, consecuencias y castigos excesivos y desproporcionados, no hay refuerzo del comportamiento normal o positivo de los peques sino que reforzamos solo aquello negativo, no existe tolerancia al error, hay pocas expresiones de afecta, no existe escucha activa y en ocasiones el miedo deteriora el vínculo con la figura de referencia.
Este estilo educativo lleva consigo una serie de consecuencias que debemos tener en cuenta: aparecen mentiras por miedo a enfrentarse a las figuras de referencia, quieren evitar el castigo a toda costa y hay miedo a las consecuencias por lo que no hay excesiva confianza, bajo nivel de autonomía, bajo nivel de autoestima, pueden desarrollar inseguridad y desconfianza hacia las figuras de apego, dificultades en la expresión emocional.
Estilo sobreprotector:
Dentro de este estilo podemos destacar un ALTO nivel de control, pero también un ALTO nivel de apoyo. Son padres muy sensibles ante la protección de sus hijos, intentan evitar a toda costa que se equivoquen o se enfrenten a situaciones de vulnerabilidad, hay excesiva preocupación por su bienestar evitando en muchas ocasiones sus interacciones con el entorno, se facilita todo a los peques limitando así su responsabilidad y su capacidad de solucionar conflictos, hay falta de límites y normas.
Este estilo trae de la mano una serie de consecuencias en los peques: no adquieren responsabilidades, tienen baja habilidad social, autoestima baja ya que el mensaje que se les envía es que no son capaces a hacer ciertas cosas solos, baja tolerancia a la frustración, creativos, pero con pocas habilidades para expresar esa creatividad, exigencia ante las figuras de referencia.
Estilo negligente:
Por el contrario, en este estilo tenemos un BAJO nivel de control y un BAJO nivel de apoyo. Los padres no prestan mucha atención a los comportamientos de sus hijos, teniendo un bajo nivel de exigencia hacia ellos y delegando sus responsabilidades como padres a otras personas o figuras de la familia, castigos desproporcionados a pesar de que no hay intención de hacer comprender los límites y las normas, el peque desconfía de la figura de referencia y no hay dificultades a nivel emocional.
Las consecuencias son: baja habilidad de aprendizaje, no adquisición de hábitos y rutinas, buscan apoyo en personas fuera del círculo familiar, presentan niveles de ansiedad altos así como problemas de autoestima, posibles comportamientos agresivos y falta de expresión y gestión emocional.
¿Con qué estilo educativo o de crianza te has sentido identificado?
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