Las rabietas son uno de los primeros puntos de inflexión y de conflictos entre padres e hijos. Suele ser un tema que os preocupa mucho, ya que, en muchas ocasiones, surgen en lugares públicos, con amigos, con familia… y os sentís muy frustrados o incluso avergonzados por no saber gestionarlas. Primer adelanto… TODO el mundo se atreve a opinar sobre la RAZÓN por la que tu hijo/a tiene una rabieta y sobre la FORMA que TÚ tienes de gestionarla, así que… aprende a poner LÍMITES y aprende a entender que aunque juzguen tu forma de actuar, seguramente lo estés haciendo de la mejor forma posible. NO te culpes.
Si has decidido como padre, como madre, educar a tus hijos sin gritos, sin golpes y sin castigos, posiblemente recibirás comentarios como estos: “estáis creando una generación de cristal”, “te tiene donde quiere”, “sois muy permisivos”, “os tiene cogida la delantera” … Son frases que otras personas pueden decirte en un momento puntual. Que no te hagan dudar. La neurociencia demuestra que los CASTIGOS NO FUNCIONAN, no debes justificarte ante nadie, simplemente has tomado la decisión como padre o madre que has considerado mejor para el desarrollo de tu hijo/a.
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ToggleMITO NÚMERO 1: LOS NIÑOS QUE TIENEN RABIETAS SON UNOS CONSENTIDOS
Para empezar, debemos comprender que las rabietas son algo natural, un proceso evolutivo como otro cualquiera, como puede ser gatear, andar, retirar el pañal… Por lo tanto, intentar encontrar una razón que justifique las rabietas, es totalmente ilógico. Como forma parte de su desarrollo y de su momento evolutivo, no son consecuencia de una mala educación por parte de la familia, no significa que ese niño sea más o menos consentido ni que consiga todo lo que quiere.
Las rabietas son fruto de la frustración del momento, de entender que no van a conseguir eso que en ese momento desean tanto. A su edad, es difícil gestionar esa frustración y por lo tanto, su forma de regularse es mediante la rabieta, que como figuras de referencia tendremos que aprender a gestionar y a ayudarles a regularse en ese momento. No quiere decir que vayamos a ceder a sus deseos, si no que les vamos a enseñar a transitar esas emociones.
MITO NÚMERO 2: LOS NIÑOS QUE TIENEN RABIETAS LO HACEN PARA FASTIDIAR
Por otro lado, durante las sesiones, me he encontrado muchas veces a familias que me dicen: “Ya pero Nerea… es que a veces me mira y hace justo lo que le acabo de decir que no haga”, “es que está constantemente desafiándome”… Y siempre os digo… ¿Acaso los adultos en muchas ocasiones no tenemos rabietas parecidas? Cuando tenemos un mal día en el trabajo, cuando no nos dan ese proyecto que tanto deseábamos, cuando las cosas no nos salen como esperamos…
Pero la gran diferencia es que nosotros, tenemos herramientas para gestionar esas situaciones, sabemos pedir ayuda, sabemos expresarnos y desahogarnos con personas de nuestro entorno… y eso hace que nuestras emociones se regulen y alivien. Sin embargo, nuestros peques no son capaces de hacer todo ese recorrido, su forma de expresar lo que sienten es precisamente, a través de esta rabieta.
MITO NÚMERO 3: LAS RABIETAS SOLO SON NORMALES ENTRE LOS 2 Y LOS 4 AÑOS
Como te he comentado en el punto anterior, incluso los adultos, de vez en cuando, tenemos alguna rabieta, por lo que no podemos pretender que éstas desaparezcan en nuestros hijos por arte de magia. Las rabietas son algo que debemos trabajar con ellos, que debemos acompañar y que, por supuesto, pueden pasar los cuatro años. Aunque es cierto que la edad que comprende las rabietas con más frecuencia es entre los dos y los cuatro años, eso no significa que pasando de esa edad hayan desaparecido por completo.
¿Y tú, con qué mirada ves las rabietas? Estaré encantada de leerte en comentarios.
Si las rabietas es algo que te preocupa, recuerda que puedes pedir tu asesoría online personalizada aquí.