Los límites son necesarios en nuestra vida para un adecuado desarrollo cerebral. La corteza prefrontal es la encargada de interiorizar estos límites y estas normas, por lo tanto, es importante que desde pequeños podamos ir trabajando la comprensión de éstos, estableciéndolos de forma respetuosa, coherente y firme.
Pero… ¡cuidado! Los límites no son iguales para todo el mundo. No todas las familias ponen los mismos límites, y eso, no significa que esté mal. Como figuras de referencia debemos tener claro qué líneas no queremos que pasen nuestros hijos y ahí es donde establecemos nuestro límite. Pero no por presión social, por lo que digan otros familiares, por el qué dirán… Si no porque esos límites forman parte de nuestros valores como familia.
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ToggleEntonces… ¿Qué debemos saber sobre los límites?
- Es imprescindible saber defenderlos. Cuando ponemos un límite, es muy importante que nosotros lo interioricemos y creamos firmemente en él. Si yo te digo que no quiero que me pegues y que para mí es un límite infranqueable pero cuando tú realizas una conducta que a mí no me gusta te pego… ¿qué mensaje le estoy mandando? Básicamente que la violencia física a veces sí sirve y sí se puede utilizar. Por ello, tenemos que estar preparados para defenderlos y debéis tener un mensaje claro. ¿Por qué no quiero que se comentan agresiones físicas o verbales en mi familia? Es importante saber contestar a esa pregunta.
- Los límites no se ponen solo para determinadas CONDUCTAS sino también para determinadas SITUACIONES. Son muchas las familias que vienen a sesión y me dicen: “Nerea, es que cuando estoy hablando con alguien no para de llamar constantemente la atención o justo ahí empieza a pegar”, “Está tan tranquilo en casa y cuando me pongo a leer un libro o a hacer otras cosas es cuando comienzan las conductas no deseadas”. Claro. Los límites también debemos marcarlos en estas situaciones, porque es necesario que también comprendan que papá o mamá está ocupado y ahora mismo no puede atenderte (siempre y cuando no sea por una razón de necesidad). Deben aprender a respetar nuestro espacio y el de los demás.
- Los límites deben ser coherentes y deben ser SIEMPRE. Por ejemplo: si nuestro límite es que de lunes a jueves no podemos ver la televisión, pero mi hijo insiste y la rabieta le dura alrededor de 25 minutos, hay muchas probabilidades de que por sentimientos de culpabilidad y pena acabemos cediendo. Es importante entender que esos límites deben ser marcados SIEMPRE, sin ceder, ya que si no el mensaje que enviamos puede ser confuso. Además, si después de 25 minutos de rabieta cedo, es probable que su cerebro aprenda que, si insiste, conseguirá lo que quiere, por lo tanto, las rabietas se alargaran mucho más.
¿Me hace peor padre ceder en mis propios límites?
Rotundamente NO. A pesar de que, como hemos dicho anteriormente, es importante la coherencia del mensaje y no ceder en los límites puestos, también es importante saber perdonarse e identificar en qué situaciones tengo la energía para mantener mi límite.
En el día a día estamos expuestos a situaciones de mucho estrés, la vida nos lleva a mil por hora y a veces es difícil mantenerse firme debido al cansancio y a la carga mental. Yo siempre digo: “decide qué batallas quieres ganar” e identifica los mejores momentos para poder establecer ese límite que queremos transmitir a nuestros hijos/as. Al final los límites son aquellos valores que queremos transmitirle y que hacemos con el objetivo de que se desarrollen a nivel emocional y social lo más estable posible.
A pesar de que a veces puedas fallar, identifica tus errores y tus puntos débiles y aprende de ellos. Si estás aquí, ya eres un buen padre/madre.
Si necesitas ayuda con la puesta de límites y normas, no dudes en contactar conmigo y pedir tu primera entrevista (enlace aquí). Puedes encontrar más información acerca de límites y normas en mi Instagram @pedagoque